Una nueva victima de la violencia en los estadios
La violencia en los estadios (o al menos en torno a ellos) ha cobrado una nueva victima en nuestro País. ¿Nos sorprende? pero, a diario se registran hechos de sangre a lo largo y ancho de nuestro país, ¿Por qué debería de sorprendernos la muerte de un hincha de un equipo de futbol a mano de hinchas rivales?
Un joven de 17 años, un hijo, un hermano, un amigo, un compañero de clases quizas, un futuro papá si el destino lo hubiera permitido, un ser creado por Dios, en el amor de un padre y una madre. Recuerdo que mi mamá me contaba que mi abuelo la llevaba sobre sus hombros al estadio Jocay de Manta para ver los encuentros del Manta Sport, cuando mi hermano y yo nacimos ella misma nos llevaba a las gradas (ya de cemento) del mismo estadio, ya el viejo Manta había desaparecido en su lugar estaba el Delfín, el nuevo Idolo del Puerto; Luego cuando eramos adolescentes no teniamos problemas en caminar 15 minutos hasta el estadio para junto a mis primos y a mi hermano meternos de "pato" al mismo escenario, sin ningun adulto que nos cuidase, el fútbol lo disfrutaban todos, los pobres y los ricos, los niños, los adultos y los ancianos; las mujeres y los hombres por igual, incluso tambien en las populares al igual que hoy, se consumian drogas, alcohol, y siempre había "relajo" pero no recuerdo haber visto tanta inhumanidad como para llegar a matar a puñaladas a un "pibe" de 17 años.
Ahora no sé... no se, si se sienten felices quienes dirigen estas barras al hacer pagar a personas inocentes sus prejuicios y complejos y hasta cobardías, no se si cuando Dios me dé la oportunidad de tener hijos pueda llevarlos al estadio sin la incertidumbre de saber que podría regresar con un ataud y su cuerpo dentro. No sé que será de nuestro futbol si unos cuantos siguen anhelado a los holligans, a las barras bravas argentinas, chilenas o peruanas. No sé que vendrá despues, al menos mientras ciertos policías, dirigentes, hinchas no les importe la vida.
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